Libro: La Flauta Mágica y la Iniciación

Capítulo 13. El Templo del Sol

Segundo Acto. Escena 10

El Templo del Sol. La Flauta Mágica de Mozart. Gnosis ICQ

Como podemos observar a través de las enseñanzas contenidas en la Flauta Mágica, uno es el arquitecto de su destino, escogemos realmente la existencia que hemos de vivir; la vida no es más que el resultado de nuestras propias acciones, lo que uno siembra eso cosechará.

La iniciación es sólo para los pocos que estén decididos a trabajar intensamente en sí mismos y ayudar desinteresadamente a sus semejantes; también hemos podido comprender que, si alguien no busca el camino interior, pues no le pasa nada negativo; mientras no delinca, obviamente podrá tener una vida plena.

Pero, para aquellos que decidimos seguir una senda equivocada, que mentimos, odiamos, robamos, adulteramos, engañamos, etc., pues es indudable que el que siembra rayos, cosechará tempestades.

Se unen para destruir el templo del sol, Monostatos (la lujuria, la codicia y la ira), la Reina de la Noche (el fanatismo, la ignorancia y el error) y las tres damas (la energía sexual mal utilizada), eso no es más que el reflejo de nuestra vida actual desordenada de la inmensa mayoría de seres humanos.

La Reina de la Noche le ha prometido a Monostatos o ego animal que llevamos todos dentro, a la princesa Pamina, nuestra esencia, nuestros valores del alma. Buscan ingresar al templo, para derrocar a Sarastro y tomar el poder. «Aquí vamos a sorprenderlos, a extirpar de la Tierra a los piadosos, con la espada poderosa y el fuego.»

Rayo de la Justicia Cósmica

Ingresan al templo completamente decididos a extirpar de la tierra a todos los piadosos. Claramente podemos ver que, en estos momentos de la vida, están ganando la batalla precisamente Monostatos, la Reina de la Noche y sus tres damas, pues la misericordia y la justicia no tienen eco en nuestras vidas.

Pero estando ya dentro se escuchan truenos, rayos y tempestad. El rayo de la justicia cósmica está presente para ajustar todas las acciones. Nada de lo que se haga bien dejará de tener recompensa, pero todo lo que hagamos negativamente, indudablemente atraerá sus consecuencias.

«Es necesario que las gentes entiendan lo que es la palabra sánscrita "Karma". Amigos míos, existe una Ley que se llama Karma, no está de más aseverar que tal palabra significa en sí misma, Ley de Acción y Consecuencia. Obviamente "no existe causa sin efecto, ni efecto sin causa".

La ley de la balanza, la ley terrible del karma, gobierna todo lo creado. Toda causa se convierte en efecto y todo efecto se transforma en causa.

Vosotros debéis comprender lo que es la Ley de la Compensación. Todo lo que se hace hay que pagarlo, pues no existe causa sin efecto, ni efecto sin causa.

Se nos ha dado libertad, libre albedrío y podemos hacer lo que queramos, pero es claro que tenemos que responder ante Dios por todos nuestros actos. Cualquier acto de nuestra vida, bueno o malo tiene sus consecuencias. La Ley de Acción y Consecuencia gobierna el curso de nuestras variadas existencias y cada vida es el resultado de la anterior.» (Samael Aun Weor. Tarot y Kábala)

Nada se escapa a la ley, pues ésta la llevamos dentro; tarde o temprano uno recibe lo que da. No podemos escondernos de la ley, y cuando uno actúa en contra de la verdad y de la justicia, como un rayo nos fulmina haciéndonos caer al abismo. Así sucede a los personajes negativos mencionados, se hunden en el abismo, diciendo: «Destruido, aniquilado está nuestro poder, nos hundimos en la noche eterna.»

Muerte del Yo

Si bien, el fin de la Reina de la noche, las tres damas y Monostatos nos habla claramente de las consecuencias fatídicas de nuestros actos negativos, también es el emblema de que es indispensable morir en sí mismos, que es necesario erradicar de nuestra naturaleza los miles de agregados psicológicos que cargamos.

En tal caso, aquí los personajes toman otras dimensiones simbólicas; Monostatos claramente nos simboliza el ego en general, los miles de agregados psicológicos que cargamos, el Mefistófeles del Fausto de Goethe, el mago negro Klingsor del Parsifal de Richard Wagner, los demonios rojos de Seth del antiguo Egipto, los Señores del Inframundo Maya (Xibalbá).

La Reina de la Noche toma el aspecto del fuego negativo, la misma serpiente que Apolo hiriera con sus dardos, el demonio Mara que luchó contra Buda, la de Cascabeles en las Mejillas (Coyolxauhqui) que mató nuestro Señor Colibrí Zurdo (Huitzilopochtli) entre los aztecas, la misma serpiente tentadora del Edén, el origen del ego.

En cuanto a las tres damas, bien nos pueden representar a los tres traidores del Cristo, pues son tres clases de defectos psicológicos que en nuestro interior cargamos, el demonio del deseo, el demonio de la mente y el demonio de la mala voluntad, que no pueden faltar en todas las enseñanzas antiguas, son las tres hijas de Mara que tentaron a Buda, son los tres asesinos de Hiram, el constructor del templo de Salomón.

Por lo que se nos señala que el camino es la muerte de nuestros defectos en todos los ámbitos, se nos indica que el camino debe estar fundamentado en ello, que cualquier cosa que se haga fuera de esto, será perder el tiempo.

El Templo del Sol

Aparecen en el templo del sol, Sarastro, Pamina y Tamino, en este momento simbolizando al Ser con sus dos almas, la humana o masculina y la divina que es femenina. En la cábala son Chesed (el íntimo o espíritu), Gebruah (alma divina) y Tiphereth (el alma humana). En la India es Atman (el Ser), Budhi (el alma divina) y Manas (el alma humana), los tres vestidos con vestiduras sacerdotales.

Estas vestiduras son el símbolo de los cuerpos suprasensibles que es necesario fabricar para que el Ser pueda manifestarse, y también nos representan el momento en que el aspirante es aceptado por la Logia Blanca como un discípulo. Le esperará al nuevo chela o lanú pasar por el sendero probatorio y luego tres grandes etapas de perfección llamadas: Las Tres Montañas, pero ha logrado un gran avance, ser un discípulo de la blanca hermandad.

Junto a esta tríada perfecta, también se encuentran los tres geniecillos, pues la conciencia despierta es indispensable para lograr la auto realización íntima del Ser, los tres deben acompañarnos en todo momento. En voz de Sarastro nos indican la forma en que debemos sostener el combate contra el mal:

«Los rayos del Sol expulsan la noche, aniquilado está el poder de los hipócritas que aquí se habían infiltrado.»

La luz de la sabiduría inmortal es lo que debemos difundir a la humanidad y es la que debemos hacer que se exprese en cada uno de nuestros actos; es así como realmente luchamos contra la negatividad.

Asombrosamente encontramos la misma enseñanza en el Evangelio de Buda en donde dice: “Como los rayos del sol barren las tinieblas del mundo, así el que persevera en su búsqueda encontrará la verdad y la verdad le iluminará”; el maestro Jesús por su parte, menciona caramente: "Conoceréis la Verdad y la Verdad os hará libres".

«No se deshacen las tinieblas a manotazos, sino trayendo la luz; tampoco se deshace el error combatiendo cuerpo a cuerpo con él, sino difundiendo la verdad, sin necesidad de atacar el error. Todo cuanto la verdad avance, todo eso el error habrá de retroceder: no hay que resistir al mal sino practicar incondicionalmente el bien y enseñar sus ventajas por la práctica; atacando el error provocaremos el odio de los que yerran, y así, de equivocados llegarán a hacerse malos. Atacando el mal provocaremos el rencor de los malos, y así, los malos serán peores. Lo que necesitamos es difundir la luz para disipar las tinieblas.» (Samael Aun Weor. El Cristo Social)

Corona suprema:

El supremo fin que tenemos aquí en el mundo es encarnar a nuestro bendito anciano de los días, la bondad de las bondades, la misericordia de la misericordia, el Padre que está en Secreto, que en cábala está representado por Keter, que traducido del hebreo es: corona.

Ésa es la corona de que nos habla el apocalipsis de San Juan, cuando dice: “Sé fiel hasta la muerte y yo te daré la corona de la vida”, si nosotros seguimos las enseñanzas gnósticas, si las vivimos, si permanecemos fieles a la luz de la sabiduría inmortal, es obvio que podríamos lograr encarnar la parte más elevada del Ser.

Esto mismo, lo encontramos simbolizado en el arcano 22 del tarot, que es precisamente la corona suprema, la meta es encarnar la verdad, el regreso a la luz. Ése es nuestro trabajo y misión por la que estamos aquí, hay que regresar de donde salimos, pero si emanamos de aquello que no tiene nombre como una chispita, habrá de regresar como una llama llena de fuerza espiritual y la luz de la sabiduría plenamente manifiesta en cada partícula de nosotros.

Nuestra misión es transitar de las tinieblas, en que estamos ahora por tantos defectos psicológicos que tenemos, y dirigirnos a la luz de la verdad, que culmina encarnando la corona o Keter; es por ello que finaliza la gran obra de Mozart (música) y Schikaneder (libreto), ” La Flauta Mágica”, diciendo todos en coro:

«¡Gloria a vosotros, iniciados! Atravesasteis la noche. ¡Gracias sean dadas a ti, Osiris, y a ti, Isis! ¡La fortaleza ha vencido y en recompensa corona a la belleza y a la sabiduría con una corona eterna!»

La meta es integrarnos y hacernos uno con la divinidad, así como una gota se integra al océano y se pierde siendo parte del océano mismo; el camino para lograrlo es la iniciación, nuestros guías son Osiris (nuestro Ser) e Isis (nuestra Madre divina particular).

Está dicho por los más grandes sabios, que cuando el discípulo está preparado, el maestro aparece; si tenemos la dicha de que la gnosis ha llegado a nuestra vida, es porque tenemos ya la madurez espiritual para recorrer esta senda, tienes en tus manos ya la Flauta Mágica de la gnosis, emprende con valentía y amor el sendero…