INTRODUCCIÓN

Así como para nuestros ojos humanos, todo en la naturaleza se forma lentamente, sale de la nada, brota, crece, florece, se abre; así también pasa con las impresiones y los trabajos espirituales. Vivimos y en nosotros viven también pensamientos, deseos y esperanzas. Tras largos años de meditación, recolección, búsquedas y luchas, resuelvo confiar en este libro mis doctrinas retenidas y afirmadas, y aún más, las observaciones y hechos que han de servir para abonarlas.

Ignoro si otros han emprendido ya tentativas semejantes, ya sean accidentales o sistemáticas, para esclarecer o comprobar experimentalmente los fenómenos de este extraño ramo. No hay duda que en la literatura parapsicológica hay pequeños folletos sobre la acción de las esencias; son, sin embargo, tan nulos, tan insignificantes, que ni merecen mención.

Más de una persona habrá que tome este libro, lo hojee y lo deje luego a un lado por poco interesante. No censuro a nadie; hay una sola causa y ésta debemos atribuirla a este tiempo que corremos, tan materialista y superficial, que hace catorce años se iniciara en Alemania.

Seguramente chocará este libro con la dura testa de ciertos criterios cerrados y tardíos y entonces sonará hueco; pero ello no provendrá precisamente del libro.

Sólo el futuro podrá decir si realmente va a ser posible llegar a algo concreto sobre el resultado de las observaciones que se han reunido hasta hoy y que una vez aumentadas con nuevas investigaciones, se consiga un nuevo método de curación. Suposiciones análogas me inducen a creer que esto es lo más probable y de toda provisión de éxito de lo más razonable. Sería prematuro sentar desde hoy cualquier rumbo para un método eventual.

Lo único que me es lícito, que puedo y debo, es pedir que se me ayude, ya que yo soy el inventor de la Osmoterapia, a buscar y comprobar un nuevo camino para curar y fortificar a la humanidad.

Deseo también poder examinar en esta introducción un asunto bien poco develado, cual es la representación exterior de mi idea y cómo he encuadrado el nuevo método en la nomenclatura que vamos a considerar.

Mí primera intención de encarnar la idea que encierra la palabra EUODIA (buen olfato), hube de rechazarla después de un detenido examen. El buen olfato es una idea que se refiere a la percepción que tienen los individuos respecto a los olores puestos en contacto con ellos y acondicionada por éstos o aquéllos. Tomándolo bajo este aspecto y muy superficialmente, cabría citar aquel proverbio que dice: “En materia de gustos no hay nada escrito”. Proverbio que aquí no reza, pues no queremos seguir nuestro olfato exterior, sino alcanzar una íntima excitación de las glándulas y por medio de ella una curación. Para ese tratamiento el paciente debería, como en cualquier otro tratamiento, ser obligado a emplear medicamentos por medios desagradables, pero no es eso lo que persigue nuestro sistema, sino emplearlos en forma de perfumes.

Preferí, pues, hasta que los juicios profesionales hayan dado su dictamen, emplear el término OSMOTERAPIA para indicar el proceso medicinal basado en el empleo de perfumes. La palabra griega OSME, ampliamente aplicable a todo olor, sin perjuicio de la sensación, que asume propiedad específica según la persona, me parece la más aceptable.

Osmología, o sea la ciencia del olfato, es un concepto científico del dominio de la ciencia y sobre la misma existe desde hace tiempo en Alemania una vasta literatura.

Apenas terminé mí manuscrito lo mandé a un físico, profundo conocedor del Oriente, y a un doctor célebre, médico alemán muy conocido en la América latina, reconocido como una eminencia clínica. De ambos solicité el veredicto, Ellos hablan en las primeras páginas de este libro.

Toda novedad provoca oposición. Quiera Dios que llegue este libro a manos del investigador imparcial de la ciencia, desprendido de toda sabiduría oficial axiomática, seca, pero capaz de apreciar el valor del sentimiento y del pensar progresista.

No olvide el lector, además, que a mí disposición se hallan los viejos archivos de México y todos los documentos sobre la ciencia de las correlaciones de los primitivos hechos históricos.

Las sinagogas judías de España poseían valiosas bibliotecas que pasaron a los claustros después de la expulsión de los judíos de España. Ahí me fueron facilitadas notables obras literarias sobre Méjico y el Perú, de donde extraje un precioso material.

 

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