EPILOGO

      Lector querido:

      La Rosa Esotérica ha terminado, y con ella mi tortura infinita de no ser más explícito en asunto de tanta trascendencia… Cuando el Maestro habla, la Rosa pone sobre sus labios angustioso sigilo y la Esfinge se alza ante él con el dedo en el labio para recordarle su deber de silencio…

      No es posible hablar más… Que estas pequeñas normas, trazadas para ti, sean como una Vía Láctea en tu sendero y ellas te ayuden a cultivar tu jardín para que una nueva Primavera lo hagan florecer con Rosas Luminosas.

      Ve y medita. Estudia y observa y no rompas, jamás, el ritmo de la Naturaleza. Todo en ella es Armonía, Arte misterioso y sublime; un Verso mágico, como un rayo de Sol, cruzando los bellos horizontes y tú –ente divino- tienes el deber de contribuir rítmicamente a esa Armonía…

      Labra tu Piedra y sé sereno… Si tu Espíritu está sereno, porque tu Piedra fue labrada, podrás asomarte al alma de todos los Humanos para observar sus contrastes de Luz y de Sombras. Acabará para ti la rudimentaria y frívola manera de ver las cosas y tu personalidad se ensanchará, rompiendo los límites de tu objetivo para que veas en plena luz.

      Hay que ser libres. Romper las cadenas que nos atan, para arrojar fuera de nosotros la Cruz de nuestros viejos prejuicios, y estar exentos de todo bagaje, de cada carga que pueda aprisionarnos. Así sentiremos sobre nuestros hombros dos alas gigantescas que se agitan y estaremos aptos para el menor impulso de vuelo.

      Tal vez un día, no lejano, cultivando tu Huerto Florido, sientas la gloria del éxtasis, y entonces verás qué sagrado terror y qué amoroso deleite tiene este dulce Shámadi para tu alma, cuando se sienta desprendida. Las horas dejarán de ser lo que son, dentro del orden del Tiempo, y bajo el arco triunfal de la otra vida penetrarás cubierto de Rosas. Ni el antes ni el después, tendrán razón para ti. Todo será uno en la quieta beatitud de ese instante donde todo se hermana, hasta el placer y el dolor, para buscar la Unidad, que es la nota mágica de toda Belleza…

      Toma este Libro por guía… Que sea tu Breviario de cada hora. Lo que en él está callado, como deber de sigilo, pregúntaselo a tu Ego Interno. Húndete en ti mismo y háblale. El lo sabe todo y podrá intuirte otras normas. Así serás como aquel discípulo mexicano, a quien el Santo Maestro le expuso en sueños el más grande y secreto misterio de la Rosa…

      Que los siete caminos estéticos que van hacia la Divinidad, se abran a tu paso para…

      ¡¡¡Que las Rosas florezcan sobre tu Cruz!!!

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      Instituto Cultural Quetzalcoatl de Antropología Psicoanalítica, A.C.

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