Las Nueve Musas

Apolo en el Parnaso con sus musas. Rafael Sanzio. 1510-1511.

La cultura griega ha sido fuente de conocimiento e inspiración para la humanidad desde el inicio de la historia. Filósofos, escritores, pensadores, políticos, matemáticos, investigadores…, se remiten a sus enseñanzas y de una manera tal vez inconsciente, evocan su sabiduría e iluminación. Si en el templo de Delfos los griegos inscribieron la imperecedera frase “Homo, nosce te ipsum”, (Hombre, conócete a ti mismo y conocerás al universo y a los Dioses), fue para que, aún en este tiempo y en el que viene después, el ser humano sepa que la clave de la felicidad y el principio de la autorrealización, se encuentra en el autoconocimiento.

Ciertamente el ser humano espera que la vida le brinde felicidad, libertad, paz, amor, armonía, y entonces se enfoca en el esfuerzo y el trabajo, busca en el mundo exterior cosas que le satisfagan, títulos que le engrandezcan, personas que le reconozcan, riquezas que le den placer. Y después, cuando las llega a obtener, se da cuenta, por cierta inquietud de la conciencia, que algo le falta, que no es fácil estar satisfecho, que siempre falta algo más, que el placer es insaciable y luego busca distracciones virtuales, amigos ficticios que aprueben lo que hace y dice, vicios que le hagan perderse y olvidar…, aunque ello conlleve al quebranto de su propia identidad e integridad.

Lejos se está de percibir que la felicidad tiene otro camino, que ese camino implica el auto-conocimiento y que para recorrerlo se requiere paciencia, voluntad, fe y comprensión. Comprender lo que es real y diferenciarlo de lo pasajero, que quienes alejan al ser humano de la felicidad son los elementos inhumanos que viven en la mente y se alimentan del deseo.

 “Imaginación, inspiración e intuición, son los tres pasos obligatorios del camino de la comprensión”. Dice el Maestro Huiracocha lo siguiente: “primero es preciso ver interiormente las cosas espirituales y luego hay que escuchar el verbo con la palabra divina para tener nuestro organismo espiritual preparado para la intuición”.

Imaginar es ver, para imaginar se necesita meditar, concentrar la mente en una sola cosa. Con el conocimiento imaginativo se pueden ver imágenes, ideas, símbolos, pero no se entienden; para entenderlos se requiere la inspiración. La inspiración es un paso más, por eso los griegos invocaban a las musas, quienes elevan el conocimiento a otro nivel, donde se comprende que los fenómenos psicológicos y de la naturaleza se relacionan íntegramente, que todo objeto es positivo y negativo a la vez, (así como el fuego, el cual es indispensable, pero fuera de lugar es muy peligroso). La inspiración percibe la vida como un todo, nada está aislado.

Las musas, Hijas de Zeus y Mnemosine (memoria) son diversas partes superiores del Ser (Dios), que se pueden manifestar en el hombre cuando se cumple con el primer paso de la imaginación. Sus nombres revelan el alcance del prodigio de la inspiración. Quienes experimentan su influencia trascienden el conocimiento.

Las Musas. Frans Floris. 1560

1. Calíope, la mayor de las musas, es la musa de la elocuencia y de la poesía épica, “la de la bella voz”. Se le representa con un libro, corona dorada, una tablilla para escribir y una trompeta. La poesía es el lenguaje del alma, permite interpretar la verdad de las emociones.

2. Clío, la musa de la Historia, se le representa con corona de laurel, un estilete y un cisne. Accede a descubrir el desenvolvimiento del ego a través del tiempo.

3. Erato, la musa de la poesía inspiradora, lírica y amorosa, con corona de mirto y rosas, lleva las flechas de Eros, el dios del amor. Porque es a través de la comprensión, el amor, como eros puede lanzar sus flechas y eliminar los agregados psicológicos.

4. Euterpe, con corona de flores y flautín, es la inspiradora de la música. Todo iniciado es un artista, el auto-conocimiento devela los misterios del sonido que proviene del mundo de las causas, así como inspiró a Mozart o a Beethoven. La inspiración es capaz de conmover.

5. Melpómene, “la melodiosa”, musa de la tragedia, se le representa con máscara teatral trágica y mazo, para recordar al individuo que no debe confiarse, el ego usa máscara, engaña y ocasiona las tragedias humanas.

6. Polimnia, “la de muchos himnos”, inspiradora de los cantos a los dioses. Se le representa vestida de blanco, en actitud reflexiva y con cetro o cadenas. Solamente evocando a la divinidad, el iniciado puede salir victorioso, sin la cual es imposible el auto-conocimiento.

7. Terpsícore, musa de la danza, representada con una lira, para inspirar el arte de imitar el movimiento del cosmos, la dinámica de la naturaleza a través del baile y ofrendarlo a la divinidad.

8. Talía, su nombre significa “florecer”, es la inspiradora de la comedia, lleva una máscara teatral de comedia, porque también los placeres engañan, seducen y conducen al fracaso en el auto-conocimiento.

9. Urania, “la celestial”, musa de la astronomía, astrología y de las ciencias exactas. Se le representa con corona de estrellas, vestido azul celeste y globo terráqueo. Símbolo de la Madre Divina, gobernante del universo, reina de la inspiración.

Después de la imaginación que ve, y la inspiración que conmueve, adviene la intuición que transforma: tres pasos que no tienen que ver con la mente, sino con el corazón y con el ánimo de compartir para ayudar a la humanidad.

Enviado por Susana M. Rodríguez Licea. Comisión de Eventos I.C.Q.

Fuentes: La Revolución de la Dialéctica. Matrimonio Perfecto.

Imagen 1: Apolo en el Parnaso con sus musas. Rafael Sanzio. 1510-1511. Imagen 2: Las Musas. Frans Floris. 1560

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