La Muerte y la Ley del Retorno

El Ángel de la Muerte. Evelyn Pickering de Morgan. 1880

Existen leyes de tipo cósmico, que nos rigen y debido a nuestro sueño de la conciencia es poco lo que sabemos de ellas, pero el hecho de que hayamos perdido las facultades para reconocerlas, no implica esto que dejen de regirnos.

Existe una gran diferencia entre reencarnación y retorno; la reencarnación es una palabra muy exigente, ya que indica volver a encarnar al Ser, al íntimo, al espíritu, cosa que nadie de nosotros lo ha hecho. Hoy por hoy, tenemos un Ser, pero no lo tenemos encarnado.

La reencarnación es sólo para los grandes iniciados, los que han hecho previamente el trabajo de encarnar a su Ser, a través de trabajos conscientes como: muerte del ego, servicio a la Humanidad y transmutación alquimista. Ejemplo: Jesús, Buda, Quetzalcóatl, Hermes Trismegisto, Zoroastro, Fu Ji, etc.

La reencarnación es totalmente consciente y a voluntad, es para individuos que vienen a cumplir una misión, saben a qué vienen, recuerdan sus pasadas existencias a la perfección, no tienen sueños, viven conscientemente en los mundos superiores al momento de que su cuerpo descansa, tienen clarividencia objetiva, clariaudiencia, telepatía, intuición, poder sobre el agua, el fuego, el aire y la tierra.

Reencarnan los que no tienen ira, orgullo, pereza, gula, envidia, vanidad, soberbia, mentira, miedo, odios, venganzas, etc., es decir, los que han disuelto totalmente el ego.

Es una terrible tragedia que muchos de los que transitamos en este sendero, suponemos que hemos reencarnado y, peor aún, que nos creamos reencarnaciones famosas, esto atrasa horriblemente nuestro camino, pues al creer que ya somos algo, ya no trabajamos para lograrlo.

La cruda realidad de los hechos es que nosotros no reencarnamos, más bien, retornamos, que es distinto. Los seres humanos comunes y corrientes (más corrientes que comunes), al tener tantísimos egos, estamos sometidos a la Ley del Retorno, cosechando lo que sembramos en la vida anterior.

“El sendero de la vida está formado por las huellas de los cascos del caballo de la muerte”, la Ley del Karma actúa a través de la Ley del Retorno, y si en la vida pasada fuimos malos padres, nos tocarán malos padres en esta nueva existencia, cosecharemos -como bien dice el maestro Jesús- lo mismo que sembramos.

En el momento de la muerte proyectamos un diseño de lo que fuimos en la vida, este diseño al que se le llama: electro psíquico, se plasma en las dimensiones superiores de la naturaleza y ahí queda por un tiempo, cuando se nos asigna un nuevo cuerpo físico, sirve de base a los ángeles de la vida para dar forma al cuerpo vital, y este cuerpo será la base para crear el cuerpo físico.

De tal forma, que si uno, por ejemplo, practicó el mediumnismo en vidas anteriores, al abrir sus chakras en forma negativa para permitir servir de medio a entidades del más allá, pues en el diseño viene esa actividad; al nacer traemos ya los chakras abiertos, pero en forma negativa, seguramente ya no nos acordamos de la vida pasada, como nos sucede a todos, pero venimos entonces propensos a padecer epilepsia, siendo esto la consecuencia de lo que hicimos en la vida anterior.

En este mismo orden de cosas (o mejor dijéramos de desorden), cuando uno abusa de su energía sexual, siendo ésta la fuente de vida, al momento de morir, todos esos abusos se encuentran en el diseño electro psíquico. Por tanto, cuando los ángeles de la vida crean nuestro cuerpo vital, se condensa todo eso que hicimos en la vida anterior, dando como resultado un cuerpo propenso a padecer cáncer.

La mentira es lo contrario a la verdad y la verdad es el Ser, es la misma divinidad; entonces cuando uno miente se aleja del Padre interno, hace una falsa conexión con el Ser interior; todo esto lo único que origina es que en la muerte proyectamos ese diseño totalmente dañado. Por tanto, cuando los ángeles de la vida crean nuestro cuerpo vital, lo hacen de acuerdo a ese diseño dañado, y éste resulta en consecuencia en un cuerpo físico deforme. Lo anterior, es caracterizado en el cuento de Pinocho, él cada vez que decía una mentira, la nariz le crecía desproporcionadamente y tenía dos orejas de burro por mandato de su hada madrina, debido a su mala conducta.

La célula germinal (la que dará origen a nuestro cuerpo físico) se satura del diseño electro psíquico de lo que hicimos en el pasado, y dispone los genes en tal forma que cosechamos lo que sembramos; es así como la muerte y la vida se conectan por medio de la Ley del Karma, manifestándose a través del retorno, o de volver a tomar un nuevo vehículo físico.

Todos quisiéramos saber del pasado, quién fuimos en la vida anterior, qué hicimos, con quién nos casamos, quiénes fueron nuestros hijos, qué profesión tuvimos, qué errores cometimos, etc., y muchas veces recurrimos equivocadamente con charlatanes, hechiceros, con los que leen el tarot, hipnotizadores y mil tonterías más, todo eso raya verdaderamente en la magia negra.

No amigos, no hace falta cometer tantas barbaridades, que lo único que hacen es que perdamos el dinero que con tanto esfuerzo ganamos, mejor es hacer caso al Maestro Buda, cuando nos dice: “¿Quieres conocer el pasado?, pues conoce tu presente…”, ya que el presente, lo que estamos viviendo, no es más que el resultado de lo que vivimos en una existencia anterior.

Así, también quisiéramos todos, seguramente, saber acerca del futuro, si vamos a tener éxito, si tendremos salud, los solteros si se casarán, los casados si se divorciarán, los jóvenes si tendrán una carrera, los ancianos si los hijos volverán.

Y la “burra otra vez al trigo”, ahí vamos otra vez con los charlatanes (con el peligro inminente de caer en las manos de un mago negro) y queremos que nos prediga el futuro; deseamos que nos lean la mano o el café o cincuenta mil tonterías; no amigos, no hace falta tirar el dinero para que alguien, en el mejor de los casos, sólo nos engañe, mejor es nuevamente meditar en lo que nos dice Buda: “Quieres conocer tu futuro?, pues conoce tu presente…”.

Claro, porque el presente es lo que determinará nuestro futuro; lo que hacemos por los demás eso cosecharemos, si sembramos rayos, no cosecharemos días de luz templados, no, recogeremos tempestades. Si queremos que en una futura existencia tener un buen padre que nos proteja y que nos guíe, eso mismo hay que hacer con los hijos. Si deseamos conocer la gnosis a temprana edad, pues hay que dar gnosis a los demás. Si anhelamos que nuestra pareja “no nos ponga los cuernos”, pues hay que saberla respetar toda la vida.

Prospectemos nuestro futuro, influyamos en lo que más tarde nos tocará vivir, en nuestro próximo retorno, si cambiamos para bien en el presente, así se proyectará nuestra futura existencia, porque uno es el arquitecto de su propio destino.

Enviado por: Jenaro Reyes y Lupita Rodríguez. Comisión gnosis por internet.

Imagen: “El Ángel de la Muerte”. Evelyn Pickering de Morgan. 1880

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