EPILOGO:
El Sermón sobre la Caridad
1. Anathapmdika gustó de las palabras del Bienaventurado, y dijo: <Yo resido en Sravasti, capital de Kosala, rica y pacifica comarca.— Prazenajit es el rey de ese país, y su nombre es ilustre, tanto entre su pueblo como entre los vecinos. Ahora yo deseo fundar allí un víhara, que será un lugar de devoción religiosa para vuestra Congregación, y os ruego tengáis la bondad de aceptarlo.»
2. El Buddha leyó en el corazón el sostén de los huérfanos, y viendo que una caridad exenta de egoísmo era la causa determinante de su ofrenda, el Bienaventurado aceptó el don, diciendo:
3. «El hombre caritativo es amado de todos; su amistad es altamente apreciada; cuando muere, su corazón reposa lleno de alegría, porque no tiene remordimientos, recibe la flor exuberante de su recompensa y el fruto que madura por ella.
4. Esto es difícil de comprender. Al dar nuestro alimento a los demás, nosotros obtenemos más fuerza; distribuyendo entre ellos nuestros vestidos, adquirimos más belleza; fundando asilo de pureza y verdad, ganamos grandes tesoros.
5. Hay, además, para la caridad una ocasión y una manera propias; y como un guerrero vigoroso que va a la batalla, es el hombre capaz de dar, se parece a un guerrero hábil, a un adalid fuerte y sabio en la acción.
6. Amante y compasivo, da con respeto, y destierra todo lo que es envidia, cólera y odio.
7. El hombre caritativo ha encontrado el camino de la salvación. Es como el que planta un árbol y se asegura también la sombra, las flores y los frutos para los años por venir. Tal es el resultado de la caridad; tal es el goce del que ayuda a los que tienen necesidad de socorro; tal es también el gran Nirvana.
8. Es por medio de continuos actos de bondad como alcanzamos el camino inmortal, y es por la compasión y por la caridad como perfeccionamos nuestra alma.»
9. Anathapindika invitó a Sariputra a que le acompañase cuando regresó a Kosala, para que le ayudase a escoger un sitio agradable para el vihar.
Fuente: Fo-sho-hing-tsan-king. 1496-1521.