El Castillo de Klingsor

Imagen: Parsifal, Hermann Hendrich, 1885

Hola, estimados amigos, en esta ocasión compartiremos una experiencia del maestro Samael en su aprendizaje en las ciencias Jinas.

Nos cuenta el maestro que se hizo amigo de una mujer arpía para conocer, investigar y descubrir por sí mismo que había más allá de este mundo tridimensional, la mujer le comenta que ha realizado experimentos y lo invita una noche sin decirle a dónde irán.

 ¨Bueno, no se preocupe usted a donde lo invito!, ¨Está bien¨ respondió el maestro. El maestro se prepara en su casa, se acuesta en decúbito dorsal, es decir boca arriba, relaja su cuerpo espera y espera, pasa la media noche y espera con paciencia, no sabía que iba a suceder. Las dos de la madrugada y él estaba en su lecho; las horas iban y venían y creía que allí iba a amanecer, que al día siguiente estaría todo desvelado con grandes ojeras, pero estaba decidido a esperar para ver que sucedía.

La dama le había dicho que tenía poderes, y lo llevaría a dar un paseo extraño, así que el decidió esperar cuanto tiempo fuera necesario.

De pronto el maestro estando despierto siente un peso sobre su cuerpo. Las luces seguían encendidas y el maestro se lamentó no haberlas apagado. Sentía el peso de un cuerpo sobre su pecho que no le permitía respirar. Luego escucha la voz de la señora que le dice ¨ ¡Vamos aquí estoy, camine! ¨ El seguía sintiéndola encima, sentía que los pies de ella parecían como una cola de pez que se movía y la sentía en sus pies. Pero el maestro que no tiene miedo se fue levantando y ella se retiró y ayuda para que el maestro pudiera levantarse. Ya de pie le dice la dama que camine que no tema, el maestro le dice: ¡no temo a nadie! La señora le indica que la siga, el maestro va tras de ella, caminando.

Atraviesan un patio y el maestro completamente vestido la sigue, ya en la calle, se encuentra que hay un grupo de damas muy respetables, le saludan haciendo un venía muy amables aquellas sesenta damas muy respetables. Así pues, ellas lo invitan a seguirlas, hasta que llegan a cierto lugar y le indican que siga caminando, llegó el maestro a la orilla de un precipicio. Las damas le indican al maestro que salte y no tenga miedo, el maestro ve el abismo y estando en cuerpo de carne y hueso, vestido y sin temor alguno decidido a continuar con el experimento y aprovechar esa oportunidad se tira al aire y con asombro pudo ver que flotaba en la atmosfera. Sin duda el maestro había entrado en la cuarta vertical.

Así, flotando en el ambiente y acompañado de las damas que también iban flotando cruzaron el océano Atlántico. Pronto llegaron a España, avanzaron un poco más y bajaron ante un extraño edificio, el maestro se preguntaba ¿Dónde estoy yo metido ahora? Pues este edificio era nada menos que el castillo de Klingsor. De esta manera el maestro pudo constatar que la ópera maravillosa de Wagner que habla de dicho castillo era real, si existió. Y que Richard Wagner era un iniciado.

El maestro dice que por Intuición pudo darse cuenta de inmediato que el castillo de Klingsor era la antítesis del castillo de Monsalvat, donde se encuentra el santo grial.

El maestro avanza al castillo, ahí pudo ver que tenían un Cristo, pero debajo de un gran cazo de cobre. El maestro sorprendido de dicho lugar, rodeado de jardines espléndidos, todo se veía maravilloso.

Al entrar había un gran salón, con alfombra de estilo siglo XVIII, espejos de cristal de rocas, todo con exorbitante lujo, un candil que colgaba del techo iluminaba la estancia; y debajo del candil estaba una mesa. En el gran salón ve que las parejas de hombres y mujeres danzan alegres.

De esta manera encontró el maestro a una población de seres humanos que llevan su cuerpo en estado de Jinas y que viajan por entre la cuarta vertical.

Algo que lo dejó estupefacto fue que estaba prohibido nombrar a la Divina Madre Kundalini, estaba prohibido nombrar al Cristo. Al nombrar uno al Cristo, le dicen: «¡cuidado con esas malas palabras!». o nombrar uno a la divina madre, a la virgen madre, es suficiente para que se enfurezcan inmediatamente, esas gentes, y de amigas se tornan en terribles enemigas a muerte...

El maestro en esta experiencia conoció a los Jinas negros, sale de aquel lugar, regresa a su casa sano y salvo, nada le había pasado después de conocer a los Jinas negros. Nos dice el maestro que, si hay Jinas blancos, también hay Jinas negros. El maestro nos dice que él conoce a los Jinas blancos, que es miembro activo del Templo de Chapultepec, en México. En este Templo tienen un salón maravilloso donde se reúnen los hermanos gnósticos.

La pareja de gnósticos formada por el maestro Rasmussen y su esposa son los que dirigen ese templo en el cual se sigue al Cristo, son Jinas blancos. El maestro nos dice que conoce a las dos antípodas: Jinas Negros y Jinas Blancos, que los conoce por experiencia directa, no por lo que otros digan o dejen de decir.

Vale la pena hacer una reflexión al respecto. Cuando el maestro Samael Aun Weor acompaña a las mujeres y llegan al castillo de Klingsor se está hablando de que viajan a los mundos sumergidos, a las dimensiones inferiores, a la cuarta dimensión inferior.

Así pues, si hay Jinas blancos, también hay Jinas negros. Y conozco los Jinas blancos, porque yo he estado -personalmente- en el templo de Chapultepec, en México. Más aun, les voy a decir una gran verdad, se las voy a confesar, yo soy miembro activo del Templo de Chapultepec, en México. En ese templo tenemos una copia del Santo Grial; en ese templo tenemos un salón maravilloso y allí se reúnen hermanos gnósticos.

 SAMAEL AUN WEOR

Bibliografía: Conferencia Estéricos u Ocultistas

Enviado por Alma Liliana Carrasco y Vicente Sáenz

Imagen: Parsifal, Hermann Hendrich, 1885

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