Con Litelantes

Samael Aun Weor y su esposa Litelantes

El maestro Samael nos narra una experiencia vivida con la maestra Litelantes respecto a la ciencia Jinas.

Dormitaba atento y vigilante como el vigía en época de guerra. Obviamente anhelaba con sed infinita algo extraordinario. Después de las consabidas invocaciones de rigor, sentí como si otro ser humano se posase sobre mi relajado cuerpo, exactamente sobre aquellas cobijas, frazadas o sarapes que deliciosamente me protegían del frío de la noche.

Incuestionablemente era Litelantes. La reconocí por la voz cuando en forma vehemente me llamara con mi nombre de pila. Ostensiblemente aquella Dama-Adepto, mediante la ayuda extra de algunas gentes Jinas, había conseguido meter su Cuerpo Físico dentro de la Cuarta Dimensión.

¡Vamos! (me dijo), ¡vamos!, ¡vamos! Y yo que con ansia infinita siempre había aguardado este instante, presuroso me levanté del lecho. Resulta palmario y evidente que, al levantarme así ayudado, de hecho, atravesé la barrera de la velocidad de la luz, quedando entonces de pie junto al lecho de penitente y anacoreta, con el cuerpo físico bien sumergido dentro de la cuarta dimensión.

Salí de mi recámara con paso firme y decidido, atravesé un pequeño patio, me dirigí a la calle.

Cediéndome el paso con mucha reverencia, cierto grupo de damas muy ancianas, se inclinó reverente ante mi insignificante persona que nada vale. Agradecí su especial deferencia. Salí de la ciudad seguido muy de cerca por aquel grupo de gentes Jinas; me dirigí hacia las montañas vecinas.

 Sentí como si me hubiera hundido en un remoto pasado Sub-Lunar antiquísimo, comprendí que había penetrado en el Cosmos Inferior... Se me sometió a pruebas de valor haciéndoseme pasar por encima de profundos precipicios...

Flotando en el ambiente circundante de la cuarta vertical, acompañado por Litelantes y toda la comitiva de gentes Jinas, atravesé el borrascoso océano y llegué a cierto lugar secreto de la vieja Europa... Penetré valerosamente en cierto castillo, donde hube de contemplar con asombro un extraño símbolo bajo el cual había un crucifijo...

El regreso a mi mansión fue relativamente fácil, pues es Ley en la cuarta dimensión que todo regresa a su punto de partida original. Litelantes y yo comentamos muy alegremente todo esto.

Obviamente habíamos logrado un triunfo maravilloso. Días después continuamos con estos experimentos, aprendimos a meter el cuerpo físico dentro del Cosmos Superior...Hoy, por experiencia directa, sabemos que con la ayuda de la Madre Divina Kundalini podemos poner el Cuerpo Físico en Estado de Jinas, para viajar por entre el Cosmos de arriba.

Enviado por: María Guadalupe Licea Rivera

Bibliografía: Las Tres Montañas.

Foto: Samael Aun Weor y su esposa Litelantes tomada de archivos gratuitos de la web

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